Pesadilla
Sentía los golpes del cinturón, la respiración agitada del monstruo. Todo se confundía. Su madre diciéndole – vuelve a casa, aguanta. Otra vez su madre intentando curarla, ella lanzándole un libro, el vaso de agua… Qué hacía ahí? Quería salir de la pesadilla, pero seguía viéndolo todo. Por fin se despertó y salió al balcón, respiró profundamente varias veces antes de conseguir escuchar el canto de los pájaros, a sus ´´caseros`` alimentando los animales… Todo eso junto con una ducha fría; consiguió calmarla lo suficiente como para ir a tomar café y charlar con su ´´casera`` y casi se podría decir que amiga. Se enteró que el marido se había ido a Galicia, y ella estaba esperando dar a luz de un momento a otro; no solo eso, también que iba tener el niño en casa. La cara que debió poner provocó las carcajadas de su amiga- Si mi madre y mi abuela junto con otras muchas, han tenido varios, por qué yo no!!!???
Eso ¿Por qué no? Si ella creía que podía, es que podía.
Esa noche hubo cena de mujeres: Liliana, la que esperaba niño, Clara: mujer increíblemente fuerte y trabajadora; con un niño simpático, curioso.
Ella: Marina y Lilli hija de Liliana, que tenía que desplazarse 50KM para ir a la escuela. La vida en el pueblo no es tan ideal como la pintan los que viven en la ciudad y ven el campo como el paraíso. Para ella sí lo era, no tenía hijos ni obligaciones, nada que la retuviera en ningún sitio y además tenía dinero. Todavía recordaba el día de su llegada; nieve, frio e incomunicados dos días. Pensándolo bien había tenido mucha suerte en esa ocasión.
En la cena hubo de todo, vino (menos la embarazada y LILI), confesiones, lagrimas, cotilleo sin malicia. Ahí se dio cuenta de que no existe la vida privada, todo es público. Cosa que también tiene compensaciones; los habitantes de esa aldea le habían demostrado más cariño e interés que el que creía haber recibido de su madre. Era consciente que este pensamiento era exagerado, pero aún estaba abierta la herida y estaría siempre ahí, sangraría a la menor ocasión, pero ya no era mortal, solo una molestia. Amaneció con la sensación de que quizás había hablado demasiado. Unos toques en su puerta la hicieron dejar de pensar en lo que no tenía remedio y no era importante en ese momento. Una nueva vida estaba a punto de asomar y ella estaría allí; aunque solo fuera como cuidadora de un niño que te hacía olvidar todo con su charla y continuas preguntas. Le gustaba estar con él, aunque en esta ocasión era un poco más complicado por sus preguntas sobre el bebé que vendría. Como salía el niño? Ay,ay! Y ahora qué? – Mira Diego, él bebe tiene que abrir una puerta muy pequeña y cuesta un poco… Bla,bla. Charla y más charla para distraerlo. Disfrutó de un picnic y una siesta al sol con un hombrecito en ´´miniatura``; le gustó la experiencia, pero ya era de volver a casa antes de que cayera rendido, o cayera ella; era incansable…
Cuando llegaron a casa Henrique había llegado al mundo, sano, hermoso y fuerte. El padre de camino sin saber nada todavía, sería una gran alegría para él y para todo el pueblo.
Mis disculpas lo mío no es la escritura, pero me entretengo.
Besos
No es lo mio, pero sigo con el tema... Lo próximo ya será la continuación.
R.M.
No es lo mio, pero sigo con el tema... Lo próximo ya será la continuación.
R.M.