jueves, 21 de febrero de 2013

relato. Lo vuelvo a publicar....


De pie en la iglesia sola, contemplaba el ataúd  sin dolor. Las lágrimas que corrían por su cara eran de alivio.  El  odio se había ido. Su corazón no sentía amor es cierto, pero estaba libre. No creía en DIOS, ni en  ningún ente superior que la castigara por esa falta de amor.
 Se acercaba el día en que podría escapar de su marido también, lo presentía. No sabía  cómo sería, pero el día que por fin sucediera sería para siempre.
Una vez había pedido ayuda a la mujer que estaba en ese ataúd  y  su ayuda había sido otra bofetada, lo que más le había dolido fue la cobardía de su padre. Sus padres con su ejemplo le enseñaron a mentir, o a no decir toda la verdad. Claro que la estupidez de su marido era una ayuda; si supiera que ganaba el doble de lo que le decía se ganaría una paliza. Ya no importaba; hacía mucho tiempo que se había  jurado a si misma que por culpa de ese bestia no iría a la cárcel.
Agradecía a sus padres el que la obligaran a trabajar durante la carrera y los veranos cuidando niños en Inglaterra y Alemania para estudiar idiomas. Sí, fue duro es cierto, pero salió al mundo, maduró. Tampoco  echaba  en falta la vida familiar; es más  descubrió que existían otras familias muy diferentes a la suya.
El circo hipócrita que su madre había montado para su propio funeral terminó. Observando todo eso, reflexionó sobre las personas que son capaces de organizar este circo en la muerte e incapaces de organizar la vida. Traen hijos al mundo a los que son incapaces de dar amor y los maltratan psicológica mente en muchas ocasiones. No se arrepentía de haberse preparado para no tenerlos.
Lástima que en cuestión de hombres su inteligencia emocional fue cero. Demasiado tarde descubrió que los príncipes azules no existen. Lo que te parece estupendo cuando buscas amor  de forma desesperada  se convierte en una pesadilla muy pronto.
Pidió una semana de vacaciones para organizar todo lo de la casa de sus padres. Suponía que su madre lo habría dejado todo a la iglesia, o a alguna ONG, no importaba mucho lo que sucediera… Y su marido- carcelero creía lo mismo, para él lo poco que dejara su madre no era importante. Ahora que creía que la tenía dominada   no se le ocurría que pudiera ocultar algo... Sí podía y lo seguiría haciendo.
Mirando los cajones del despacho descubrió algo que la dejó  helada. Parece que su madre quería comprar el cielo siendo generosa con su hija en lo material… Bien, si ella había muerto en paz dejando a la hija bien provista...




Continuara  
R.M

9 comentarios:

  1. Que será lo que descubrió.
    Me has dejado intrigado.
    Te felicito por el relato.

    Besos.

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  2. Oye¡ está genial¡
    Bss, no nos hagas esperar mucho)))

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  3. Me resultó escalofriante, espero la continuación
    Besos

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  4. Quedo a la expectativa de la continuación...
    Me gusto mi querida Reina.

    Besitos

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  5. Hola Reina!!!!!
    Al menos lo que no recibió en vida en forma de cariño lo recibió a su muerte en forma de...dinero, joyas, terrenos?????
    Haber niña cuando continúas con la historia que me has dejado a medias y será capaz de abandonar a su marido??, seguirá aguantándolo????, ponte a escribir yaaaaa!!!!!!
    Por cierto, la historia comienza muy bien, me gusta!!!!

    Un besito reina!!!!!!

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  6. Tiene buena pinta, Concha, me parece un relato algo agrio y en cierto porcentaje, muy realista.

    Como dices en tu relato, hay muchas clases de "familias".

    No tardes en continuar.

    Besos.

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  7. A veces la realidad supera la ficción y el drama a la comedia. Este cuento no deja indiferente y comprendo a la protagonista, conocí una historia parecida pero con final más triste porque era la hija quien estaba en el ataúd.
    Un afectuoso saludo

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  8. Hola Reina!
    Intrigante relato, mucho dolor guardado dentro de la protagonista y desencanto de la vida.
    A veces ,lo que consideramos como familia, no ha de llevar la misma sangre, hay amigos que nos pueden aportar mucho más.

    A ver como continua y se desarrolla la historia con el nuevo descubrimiento.

    Besitos.

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